No hay duda que el Espíritu Santo ha asistido sin falta a nuestro muy amado Papa Benedicto, felizmente reinante. Prueba de ello es la riqueza con que ha embellecido a la Santa Iglesia, dándole el brillo de la verdad de la ciencia sagrada, la suavidad de la hermosa liturgia, la sabiduría de su cuidado por ella y la bondad de su corazón de pastor bueno. Nuestro Señor el Papa en nada transgrede las leyes de la Iglesia con su decisión. De corazón, gracias Santo Padre, muchas gracias.
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