viernes, 5 de octubre de 2012

"Bonitatem et disciplinam et scientiam doce me", 6: San David Uribe


«Una de las mayores preocupaciones del Excmo. Señor Obispo Campos y Ángeles, luego que tomó posesión de la Diócesis de Chilapa, fue su Seminario, al que encontró con serias deficiencias en todos los órdenes. Tuvo el encomiable acierto de traer a los Padres Eudistas para que hicieran del Seminario un centro de formación de sabios, santos y, por ende, celosos ministros del Señor.
Los Padres franceses no defraudaron las esperanzas del Prelado. El Obispo les dio luz verde para que utilizaran cuanto recurso estuviera a su alcance. Eran relativamente pocos para tan ardua tarea y solicitaron la ayuda del alumno de Teología David Uribe para que, sin descuidar sus estudios, ayudara en la disciplina y en las clases.
El joven Uribe había alcanzado una madurez excepcional, un gran sentido del deber, y Dios le había dado una capacidad intelectual fuera de lo común. Así pudo, en un tiempo relativamente corto, mejorar considerablemente la disciplina del Seminario con energía y suavidad. Sus clases eran amenas y profundas. Sabía despertar en los estudiantes la afición al latín y a la literatura. El estudio del latín es, cuando menos, una verdadera gimnasia intelectual.
El ejercicio del magisterio fue para David una formidable preparación para el ejercicio de la predicación. Sabría más tarde exponer la verdad uniendo felizmente la elocuencia y la profundidad de la doctrina.
El siguiente hecho nos revela cómo sabía David llevar la disciplina: un seminarista causaba serios desórdenes y nadie podía hacer nada para que abandonara su actitud. Se acercó David y le dijo, mirándolo fijamente: “¿Qué le pasa, Don, qué le pasa?” Y eso bastó.
Es justo destacar que, a pesar de ayudar en la disciplina y en el magisterio, David no interrumpió sus estudios de Teología; siguió obteniendo los primeros lugares en los exámenes, y en muchas ocasiones fue escogido para presentar examen público».

Tomado del libro Beato P. David Uribe Velasco. Vida y martirio, escrito por el R.P. José Uribe Nieto.

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