«Era
seminarista el joven David, apenas su segundo año, cuando, el diez de diciembre
de 1906, temprano llegó la impresionante, por inesperada, noticia de la muerte
del Señor Obispo Diocesano, el Señor Homobono Anaya.
Murió cuando terminaba de desayunar y se disponía a iniciar
la visita pastoral. Se llegó a decir que Su Excelencia había sido envenenado.
Era el Señor Anaya tan metódico, tan ordenado, se veía sano.
¿Qué pensaría David ante el misterio de la muerte? ¿Qué
emociones produciría en el interior de David el Espíritu Santo que, sin saberlo
David, lo preparaba ya para morir por la fe?»
Tomado del libro Beato P. David Uribe Velasco. Vida y martirio, escrito por el R.P. José Uribe Nieto.
Tomado del libro Beato P. David Uribe Velasco. Vida y martirio, escrito por el R.P. José Uribe Nieto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario