viernes, 14 de septiembre de 2012

"Bonitatem et disciplinam et scientiam doce me", 4: San David Uribe


«Era diácono David Uribe cuando el Señor quiso probarlo con el sufrimiento y al mismo tiempo hacerle experimentar la misericordia infinita del buen Dios. Recibió la noticia de que su buena madre se encontraba gravísima y que se abrigaban muy pocas esperanzas de recuperación.
Fue al Sagrario de la capilla del Seminario y con lágrimas pidió a Jesús Hostia le permitiera a su madre verlo sacerdote y que le concediera la gracia de tener madre siquiera los primeros cinco años de ministerio sacerdotal. Y su madre sanó, y entregó su alma al Creador cinco años después. Por eso en la última enfermedad de su madre, decía el Padre David a sus hermanos: “Ustedes pueden pedir la salud de mamá; yo no puedo hacerlo porque me concedió lo que le supliqué hace cinco años”.
De muchos modos prepara el Señor a los que elige al supremo testimonio del martirio; y si el llamado responde con generosidad, va ascendiendo en la ascesis de esa misteriosa vocación».

Tomado del libro Beato P. David Uribe Velasco. Vida y martirio, escrito por el R.P. José Uribe Nieto.


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